Conocer a Jesucristo by Frank J. Sheed

Conocer a Jesucristo by Frank J. Sheed

autor:Frank J. Sheed
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2013-01-27T16:00:00+00:00


Cinco recién llegados

Para completar a los Doce, Jesús escogió cinco hombres cuyos nombres oímos por primera vez en el momento de la elección (y algunos casi también por última vez).

Santiago (el Menor) y Judas (Tadeo) eran, al parecer, dos de sus cuatro primos, que, como sabemos, se llamaban Santiago, José, Judas y Simón (Marcos 6, 3).

Santiago, llamado el Menor, por ser más joven que el otro, se convertiría más tarde en cabeza de la Iglesia de Jerusalem y sería el encargado de anunciar la aceptación por la Iglesia de la decisión de Pedro de no obligar a los gentiles convertidos a cumplir los ritos y ceremonias de la ley judía (Hechos 15, 13-21).

Judas Tadeo parece ser el mismo Judas que escribió también una epístola. En la Última Cena pregunto a Jesús cuál era la razón por la que no se manifestaba al mundo, lo que mereció esta respuesta de Jesús: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada» (Juan 14, 23).

Tomás es, aparte de Pedro y de Juan, una de las personalidades más destacadas de entre los Doce; su nombre evoca testarudez, como el de Judas traición. Tomás, en hebreo, quiere decir Gemelo, que en griego se dice Dídimo. ¿De quién era gemelo? ¿Tal vez de otro de los Apóstoles?... No nos parece probable. Una de sus glorias es haber hecho en la Última Cena una pregunta que mereció esta respuesta: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 5-6). Otra, ser el único, que sepamos, que se dirigió a Jesús llamándole. Dios: «Señor mío y Dios mío» (Juan 20, 28). También fue gloriosa su reacción ante el anuncio del Señor de que iba a ir a Betania para visitar a Lázaro. Todos sabían que salía al encuentro de la muerte, pues Betania estaba a sólo tres kilómetros de Jerusalem, donde ya habían decidido matarle. Tomás dijo: «Vayamos todos y muramos con él» (Juan 11, 16).

Simón, apodado Celote, no parece ser el Simón nombrado en la lista de los primos del Señor. El apodo, sin duda, se lo pusieron para distinguirle de Simón Pedro. Los celotes constituían una rama política de los fariseos, violentamente antirromana; Simón, probablemente, era uno de ellos, aunque también pudiera ser que el apodo aludiera simplemente a su celo. En este caso, no deja de ser curioso que escogieran ese apodo para distinguirle de otro Simón cuyo celo podía llegar a ser todavía más escandaloso. Y más curioso todavía que no se nos diga en qué consistía su celo.

Así llegamos a Judas Iscariote, el último de los Doce, el hombre de Kerioth, que eso es lo que Iscariote significa. Desgraciadamente, tendremos que hablar bastante de él. Aquí nos limitaremos a hacer una pregunta: ¿Por qué lo escogió el Señor? ¿Por qué lo hizo, si no tenía que esperar a que le traicionara para saber que era un demonio? (Juan 6, 71)... Pudiera ser que, en la larga noche de oración que precedió a la elección, el Espíritu Santo le hiciera ver claramente que debía elegirle.



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